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martes, 23 de noviembre de 2010

CUENTOS DEL AULA DE LOGOPEDIA

EL MONSTRUO Y LOS BICHOS
Había una vez un monstruo que vivía en una cueva muy fea y muy desordenada. Este monstruo que se llamaba Cenutrio, era experto en destrozar cuevas y además siempre se reía de los monstruos que tenían la cueva ordenada.
Cenutrio, que era de color rojo, siempre olía a basurita, porque era poco amigo de lavarse, ya que no le gustaba el agua. Otra cosa que le pasaba a Cenutrio, es que siempre llevaba los mocos colgando y los pies negros llenos de barro de charca.
Cenutrio era un soberano cochinote, pero a sus vecinos, que eran tres bichos raros, uno morado, otro marrón y otro rosa les daba mucha penita, ver al  monstruo  que no tenía amigos siempre solito, así que decidieron ayudarle y le invitaron a su casa a jugar. (Aymén asegura en este punto que los monstruos no juegan, ya que solo les gusta asustar).
Los bichos que se llamaban Kika (la de color rosa), Chichi (de color morado) y Cimas (de color marrón), prepararon mucha comida y zumos (de chocolate y de naranja) para que cuando llegara el monstro Cenutrio, pudieran merendar y merendar.
A las siete en punto de la tarde, Cenutrio, estaba preparado delante de la puerta de la cueva de los bichos. No se había limpiado ni las manos, ni los pies, ni la cabeza, ni los mocos, ni nada del cuerpo, así que iba hecho un asco.
Cuando Chichi abrió la puerta, por poco no se desmaya del susto y es que Cenutrio olía fatal, fatal y fatal.
   Pero Cenutrio, ¿por qué no te has limpiado?
   Porque no me gusta el agua.
   Pues mira Cenutrio, si no te lavas, no tendrás merienda y hay sándwiches de flores y miel, pastel de caracoles y tarta de fresa y limón.
Cenutrio abrió sus tres ojos sorprendido y se puso a pensar y a llorar. Nunca nadie le había dicho que se tenía que lavar para comer. Además, no le había gustado nada escuchar con sus enormes orejas que si no se lavaba no podría comer.
Chichi, Kika y Cimas, intentaron convencerle para que se lavara diciéndole:
   Chico,  ¿no ves que estás muy sucio?- dijo Kika.
   Además, si no te lavas las manos, tendrás microbios y te pondrás malito y muy enfermo. ¿No lo comprendes?
   ¡Venga Cenutrio, que nosotros te animamos! ¡Venga chicos vamos a ayudarle!
               Entre todos, ayudaron a Cenutrio a meterse en la ducha y con agua muy calentita, fueron limpiando el cuerpo del monstruo.
   Anda, Cenutrio, qué pelo tan suave tienes, y qué color tan bonito.
Cenutrio ante tantos halagos, se puso muy contento y decidió que a partir de entonces, se ducharía todos los días, para no oler a basurita.
Una vez limpio, los tres bichos, partieron el pastel de caracoles y la tarta de fresa y limón y todos contentos disfrutaron de la fiesta.
¡Cenutrio se lo pasó genial!
FIN

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